Ayuda sobre el aborto

Sanidad de las heridas emocionales y espirituales del aborto

Ayuda cristiana

By Grantley Morris

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Sanidad de las heridas emocionales y espirituales del aborto









A continuación, la historia de una persona que me escribió y amablemente me permitió compartir su mensaje con ustedes:

Me realicé un aborto hace 28 años. Por aquél tiempo, consumía drogas y pasé por situaciones muy difíciles que me convencieron de abortar mi bebé.

Seis meses después, le entregué mi corazón al Señor, y el aborto era una de las cosas de las que me dolía y arrepentía. Le pedí perdón a Dios y sé que él me perdonó. Me perdoné a mi misma y pensé que ya lo había superado. En realidad lo había ocultado en algún lugar dentro de mí y pensaba de vez en cuando cuantos años tendría mi niña (Dios me había revelado que era una niña) pero nunca tuve el sentimiento de ser su madre y sólo la veía como una niña abortada que estaba con Jesús.

Ayer, una amiga y yo estábamos hablando de la postura del presidente en cuanto al aborto y me contó acerca de una mujer que creía que el aborto era un asesinato y había decidido tener su bebé. Por alguna razón, la palabra asesinato me golpeó fuerte. Me moría de vergüenza. Luego, abrí mi corazón y confesé que había abortado porque consumía drogas en exceso y sentía que no podía soportar la idea de dañar a mi bebé. Mientras estaba contándole esto, un pequeño dolor salió a luz. Sorprendida, le dije rápidamente que me encontraba bien y que estaba segura de que Dios me había sanado.

Yo había estado pasando por un tiempo en el que no podía sentir la presencia de Dios y me preguntaba si Dios quería hacer algo mas profundo en mi. Hoy llamé por teléfono a un amigo para que orara por mi, para que haya una rompimiento y pueda yo avanzar, y le dije que quizá el aborto que me había practicado hace mucho tiempo tenía algo que ver. Le conté que Dios me ayudó en aquel tiempo, pero que quizá había más. Sólo habíamos hablado por poco tiempo y yo estaba llena de lágrimas. Entonces me hizo una pregunta que me dejó anonadada. ¿Le había dado yo un nombre al bebé? No supe qué decir porque el bebé era como un extraño para mi. Supongo que nunca la vi como mi hija, ya que la aborté y ella fue directo junto con Jesús. Incluso, nunca les hablé de ella a dos de mis otros tres hijos y de alguna manera, no me parecía como que esa niña fuera mi hija.

Cuando me hizo esa pregunta, por primera vez vi como una realidad que ella era mi bebé y que por lo tanto era una pérdida para nuestra familia, porque de haber vivido, ella hubiera sido parte real de la familia. Estaba enojada conmigo misma por haberme privado de ser su madre.

Lloré cuando mi amiga me contó de su propio aborto y de cómo, en su aflicción, le escribió una carta a su hija. Me conmovió profundamente y por primera vez me dí cuenta de que el bebé que había abortado era parte de mi, y de que había sufrido su pérdida. Ella era la hermana de mis otros tres hijos, y dos de ellos ni siquiera saben de ella. El tema se volvió muy personal por primera vez, y mientras seguíamos hablando, un nombre apareció en mi mente y creo que es el nombre que el Señor me dio para ella. Su nombre tiene la misma letra inicial que las de mis otros tres hijos.

Todavía trabajo en superar esto. Escribí una carta y luego la leí en voz alta, contándole porqué la había abortado y que yo estaba muy arrepentida y que me había perdido el poder verla crecer. Le dije algunas cosas mas y le conté que le había dado un nombre. Todo lo dije como si estuviera conversando con ella y a la vez, liberándola.

Siento amor por ella, y al mismo tiempo siento su pérdida. Ella es muy real para mi, no sólo un bebé que aborté hace 28 años.

Sentí que debía compartir esto contigo. Quizá pueda ser de ejemplo para otras mujeres que se han alejado del bebé que abortaron pero que todavía no sintieron el dolor de su pérdida. Dios es misericordioso y sana.


Unos días más tarde,esta mujer me envió un e-mail con lo siguiente:

Tengo una bendición extra, que el Señor me dio como confirmación después de haberte escrito.

Cuando mi amiga me pregunto si le había dado un nombre a mi bebé, ella también me contó la historia de un niño de cuatro años que murió, tuvo diferentes experiencias en el cielo y volvió a vivir. Luego de su recuperación, el niño contó que se encontró con su hermana en el cielo. Sus padres estaban confundidos hasta que recordaron que tuvieron un aborto involuntario. El niño les dijo que su hermana estaba esperando a que ellos le dieran un nombre. Esto tocó profundamente mi corazón.

Aún más, como confirmación impresionante: hace tres meses otra amigo me regaló un libro. Yo quise leerlo de inmediato con mi hija de catorce años, pero no habíamos abierto ni siquiera la tapa del libro. La misma noche que compartí mi historia contigo– el mismo día que le dí nombre a mi bebé– empecé a leer el libro con mi hija. Para mi sorpresa, era el mismo libro del que mi amiga había conocido la historia del niño que dijo que su hermana en el cielo esperaba un nombre.

Yo había estado anhelando leer el libro desde que lo recibí, pero Dios tiene un perfecto control de los tiempos.

¿Cuáles son las probabilidades de haber abierto ese libro y leer acerca de darle nombre a un bebé justo el mismo día en que mi amiga me lo mencionara y que yo le diera un nombre a mi bebé? Guau! No pude más que llorar.

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Nota: Como lo demuestran sus puntos de vista en cuanto al aborto y la eutanasia, los cristianos consideran la vida humana como algo sagrado. A diferencia de lo que la sociedad secular cree, los cristianos no ven a las personas como el resultado de un accidente en un pantano prehistórico, o como el resultado de la lujuria humana. Los cristianos ven al más bajo de nosotros como alguien que lleva la imagen de Dios mismo; como alguien que fue hecho por Dios y a quien Dios ama. Los cristianos creen que Dios nos valora tanto que quiere disfrutarnos por toda la eternidad y que no ha escatimado en nada para hacerlo posible.

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