¿Es alguien tan macho o maduro como para no haber sido un niño jamás? Sin importar cuánto lo detestes, eres humano.

Todos anhelamos sacar una experiencia inquietante de nuestra mente y simplemente continuar con la vida sin aceptarlo mentalmente, pero esto no es ni siquiera tan heroico o útil como nos gustaría pensar. Negar la realidad de una herida interna no evita que una parte reprimida de nosotros sufra intensamente, y tampoco evita que el dolor se filtre al resto de nuestras vidas en formas que pueden hacer difícil y frustrante identificar la causa. A diferencia del poder de resolver el dolor interno, la carga de tratar de reprimir el dolor es un peso muerto que nos impide a muchos de nosotros alcanzar la grandiosa libertad que de otra forma sería nuestra.

Te reto a aceptar la realidad mientras te embarcas en una aventura aterradora y emocionante de autoconocimiento que podría llevar a más paz y satisfacción del que te has atrevido a creer posible. Tú puedes acabar con el dolor interno.

No obstante, tiempos desesperados requieren medidas desesperadas. Si, por ejemplo, una emergencia fuera lo suficientemente seria, podrías ser lo suficientemente valiente como para sacrificar una extremidad y cortarla para salvar el resto de ti.

Sin embargo, evitar el dolor no es tan simple como tratar de cortar recuerdos desagradables de nuestras vidas. Considera a alguien cuya pierna está herida de gravedad. El dolor en la pierna herida podría orillarle a optar por amputarla pero después de la cirugía se sentiría devastado de descubrir que le acosa un “dolor de miembro fantasma”, es decir, sufre dolor como si la extremidad amputada siguiera ahí con la misma herida de antes. De igual manera, cortar de nosotros recuerdos dolorosos es más drástico de lo que pensamos y rara vez es tan efectivo para terminar con nuestra aflicción como suponemos.

Tales son los misterios del dolor interno (emocional) que, para ahondar en este entendimiento, será de ayuda continuar viendo brevemente algo un poco más fácil de entender: el dolor físico. Si una banda de maleantes te golpeara sin parar, dolería sin duda, pero al liberar sustancias químicas como adrenalina, tu cerebro desconectaría de forma temporal parte de tu consciencia del dolor, ayudándote así a escapar de tus atacantes. Correr con heridas graves conlleva un gran riesgo de que éstas se inflamen—elevando quizá el riesgo a niveles que constituyan una amenaza para la vida—pero la necesidad temporal de escapar supera otras preocupaciones vitales. Entonces, durante la emergencia, la represión parcial de consciencia del dolor en tu mente es un regalo precioso de Dios. Sin embargo, a pesar de tu deseo comprensible de nunca sentir dolor, en cuanto estuvieras a salvo, seguir con poca consciencia del dolor sería contraproducente. Sin dolor que señalara la gravedad de tus heridas—alertándote así de la urgencia de buscar tratamiento médico—tu bienestar se vería seriamente perjudicado.

Esta respuesta natural al trauma físico se iguala a nuestra respuesta natural al dolor interno severo. A corto plazo, suprimir tu dolor interno puede ser una bendición al ayudarte a lidiar con las necesidades de la vida. Sin embargo, en cuanto esta represión permanezca, te impedirá sanar.

Ser humanos significa que tenemos una necesidad inherente no solo de almacenar hechos sino de procesar eventos, tanto mental como emocionalmente. Esto no necesariamente significa llorar, sino entrar al rango completo de emociones humanas y analizar la experiencia hasta llegar a aceptarla por completo, antes de deshacernos finalmente del dolor de forma emocionalmente saludable. Cuando sufrimos algo altamente desagradable, anhelamos desconectarnos del evento en su totalidad y vivir como si jamás hubiera ocurrido. Pero el recuerdo y la necesidad de responder a éste de forma completamente humana sigue siendo parte de nosotros.

Entonces, desconectarnos emocionalmente del evento es desconectarse de una parte esencial de lo que somos—una parte de nosotros que continúa existiendo y sintiendo, y que intenta resolver la experiencia de forma auténticamente humana—sin importar que tanto quisiéramos que esa parte de nosotros muriera. O ayudamos a esa parte de nuestra humanidad a encontrar paz o dejamos que nuestras vidas permanezcan sumidas en una confusión innecesaria.

Cuando las personas tienen algo tan horrible en su pasado que su mente siente revulsión tan solo de pensar en ello, podemos entender que la mente trate de reprimir todo recuerdo del evento. Sin embargo, un simple bloqueo del pasado no serviría si a la persona constantemente se le recuerda del mismo, por ejemplo, al tener que padecer un trauma similar cada cierto tiempo. Si el trauma es regular, no obstante menos de veinticuatro horas cada día de cada semana, la mente tiene que hacer uso de un acercamiento más sofisticado para mantener la cordura al darse un respiro tan amplio como sea posible cuando sea que no esté ocurriendo el trauma. La mente tiene que dividirse a sí misma de tal forma que parte de ella tenga la capacidad de funcionar cuando sea que la persona esté sufriendo de nuevo el trauma y que otra parte de ella permanezca ajena de lo que está ocurriendo para que pueda funcionar en momentos menos traumáticos sin que le obstaculice un estado de alerta de los horrores que ocurrieron ayer y el temor paralizante de que puedan repetirse mañana.

Otros tipos adicionales de trauma—o un trauma que se multiplique más allá de la capacidad de una parte de la mente de lidiar con el mismo—puede causar una fragmentación más extensa de la mente. De esa forma, ninguna parte tiene que hacer frente a todos los recuerdos horribles y la consciencia que más horrores similares son posibles. La tarea de tratar de lidiar con todo al mismo tiempo, y que podría incapacitar la mente, se divide entre piezas más pequeñas, si bien sigue siendo algo horrible.

Los recuerdos no son lo único que se compartimenta dado que la persona tiene que poder funcionar—a menudo en un nivel bastante sofisticado—mientras sufre el trauma. Por ello es que también se tienen que dividir las habilidades intelectuales. Algunas habilidades se pueden duplicar en otra parte del cerebro, de la misma forma en que la gente diestra puede desarrollar el lado del cerebro que controla su mano izquierda y mejorar su escritura con su mano izquierda. Sin embargo, no todas las habilidades se duplican, lo que resulta en que estas personas generalmente sean más hábiles de lo que se dan cuenta hasta que se enteran acerca de todas las demás partes.

Lejos de ser fenómenos, estas personas, desde una edad temprana, se han encontrado con una ingeniosa estrategia mental para hacer frente a situaciones que van más allá de la resistencia humana.

Mientras el cerebro de un niño crece, se vuelve cada vez más rígido, y la habilidad de compartimentarse a sí mismo de esta forma se pierde si el proceso no inicia aproximadamente a los siete años de edad. Sin embargo, si alguien aprende la técnica siendo joven, la persona puede seguir compartimentando aún más su cerebro más adelante en la vida.

Entonces, los niños traumatizados—especialmente aquellos con talentos artísticos y/o intelectuales—tienen una habilidad extraordinaria. Pueden reprimir el dolor interno dividiéndolo entre una parte funcional de ellos que está completamente consciente de su sufrimiento, y una parte de ellos que está mucho menos consciente. Se ha propuesto la teoría que la separación puede ocurrir al tratar ellos de salir adelante imaginando intensamente que la experiencia horrible le está ocurriendo a alguien más, pero aún los bebés se pueden dividir. Dado que cada parte de la persona se enfrenta sola a un conjunto diferente de eventos, cada parte posee una consciencia única de un cierto dolor emocional, y por ende, una consciencia separada.

Muchas personas le llaman alters a estas partes desconectadas de una persona. Algunas veces se hace referencia a ellas como infiltrados (en el sentido de una persona con información privilegiada dentro de un grupo). Algunas personas simplemente hacen uso del término partes. Yo prefiero mucho más este último término, si bien no lo utilizo tanto en mis enlaces porque la palabra es tan común que no le ayudaría a usuarios de buscadores de internet a encontrar el sitio web. “Alter” suena demasiado ajeno, e incluso “infiltrado” suena algo siniestro. “Parte” ayuda a reforzar la noción que cada alter es una parte de la persona. Cada vez que se descubre un nuevo alter, es encontrar una parte vital de uno mismo que ni esa persona sabía que faltaba.

Los alters actúan como personas dentro de una persona. Son parte de la persona completa (aunque pueden no darse cuenta de ello), pero toman sus propias decisiones y tienen sentimientos, inteligencia, y una personalidad individual.

Uno de los alters de Alice escribe lo siguiente a uno de los alters de Jake (dos de mis amigos que me han permitido compartir esto con ustedes—se cambiaron los nombres para proteger su anonimato):

Quiero que sepas que te respeto y admiro por tu valor al dividirte y esconder este secreto de Jake para que él pueda sobrevivir. ¡Qué gran sacrificio has hecho! Es como estar de acuerdo en vivir con un cuchillo en tu corazón por el bien de los demás.

El beneficio de dividirse es que la parte de la persona que no está consciente de los peores aspectos del trauma es más capaz de perseverar ante las demandas de la vida diaria. Como ya hemos visto que se aplica a una persona herida que huye de un atacante, una consciencia disminuida de la severidad del trauma puede, a corto plazo, proporcionar un mecanismo ingenioso para salir adelante, pero existe un serio inconveniente.

Una parte de ti podría haber estado tan desesperada por proteger al resto de ti al esconderte sentimientos e información desagradable, que corta toda línea de comunicación contigo. Sin embargo, la consecuencia no intencionada es que el flujo restringido de información opera en ambas direcciones. El precio de hacer que la información dolorosa sea inaccesible para ti es que la información vital que descubras más adelante en la vida no puede alcanzar a esa parte afligida de ti.

Esa parte de ti que se quedó sola para enfrentarse con toda la fuerza del trauma no solo continúa envuelta en dolor, sino que no logra avanzar ni crecer. La parte aislada y afligida de ti permanece atrapada aproximadamente en la misma edad mental y conocimiento limitado, año tras año. Generalmente no se puede beneficiar de los nuevos conocimientos que obtienes más adelante en la vida—conocimientos que de otra forma le habría permitido sanar a esa parte afligida de ti. Por ejemplo, el niño interior en un sobreviviente de abuso sexual permanece incapaz de ver a través de las mentiras antiguas del abusador, mientras que la parte adulta de la persona sí puede hacerlo. Entonces, el poder dañino de esas mentiras persistentes continúa, y la persona no consigue sanar.

De forma similar, par parte reprimida y afligida no puede tener acceso al entendimiento espiritual que la persona obtuvo más adelante en la vida. Afortunadamente, a la parte desconectada se le puede enseñar estas verdades liberadoras y sanadoras, pero por lo general esto solo puede pasar si se reconoce a esa parte de la persona y se da un diálogo en el que se le enseñen estas verdades al igual que uno se las enseñaría a alguien más con una “edad” y experiencias similares. A menos que esto ocurra, la parte profundamente afligida y sin sanar permanecerá con la persona de por vida, y hará su presencia manifiesta en formas misteriosamente vagas y desagradables.

Tristemente, el miedo a lo desconocido y la vergüenza falsa hacen extremadamente difícil para muchas personas enfrentar la posibilidad de que tengan alters. Para ser franco, so yo descubriera que tengo múltiples personalidades, me sentiría emocionado al respecto, pero yo tengo la ventaja de entender todos los beneficios que surgen de semejante diagnóstico.

Sin importar cuánto reprimas a los alters y vivas en negación, si tienes alters, son parte inseparable de ti. Mantenerlos reprimidos te sentenciaría a permanecer como una simple sombra de la persona maravillosa que podrías ser. Sí, cuando los alters surgen por primera vez tienen dolor y problemas, pero la clave es no tratar de deshacerte de estas partes esenciales de ti sino ayudarles a sanar—y esto es bastante fácil. Cualquiera que trate de reprimir a sus alters es como alguien con dedos heridos que, en lugar de atender sus heridas, ¡prefiera cercenar todos sus brazos y piernas! Cada alter tiene habilidades o talentos únicos, tales como creatividad o una capacidad especial, o un rasgo valioso de carácter, o una clave para sanar que te dará poder para volar más allá de lo que de otra forma podrías lograr por ti mismo.

Si No Tienes Alters

No necesitas múltiples personalidades para tener un niño interior herido. Una mujer, la cual hasta donde sé no tiene alters, me ha dado permiso de compartir lo siguiente:

Hace poco más de un año compré un CD cristiano de canciones de cuna y se lo envié a mi nuevo nieto. Seguí pensando acerca de ese CD. La siguiente vez que estuve en la ciudad compré uno para mí. Jamás habría pensado acerca de ello por mí misma. Nunca he conocido a nadie que sugiera una cosa así. Fue una revelación del Espíritu Santo. Por semanas que se convirtieron en meses, tuve esta música en reproducción con volumen suave mientras leía mi Biblia y oraba. Me asombré por completo de la sanidad que llegó a mi vida por medio de esa música de fondo. Fue una inversión módica que resultó en grandes dividendos para mí.

Tal vez sería bueno que pienses en comprar un CD cristiano para niños para ver si te ayuda a sanar al niño interior en ti que no tuvo el cuidado adecuado (o al menos que no recibió mucho apoyo) en su niñez. A veces necesitamos convertirnos en ese pequeño niño otra vez antes de poder avanzar.

¿Cómo Puedes Saber si Tienes un Alter?

De tener alters, es probable que darte cuenta de este hecho no sea fácil. Después de todo, se formaron para mantener cosas en secreto de ti. Más aún, los temores innecesarios y las ideas equivocadas acerca de las implicaciones de tener alters causan que la mayoría de las personas sientan revulsión en sus mentes tan solo de pensar que tienen alters. El resultado es una presión psicológica alta en las personas con alters que les hace permanecer inconscientes de sus alters. Entonces, a pesar de todas las ventajas de sanidad que surgen de descubrir que tienes alters, las posibilidades de que los descubras están en tu contra.

Ganarse la confianza de una liebre aterrada podría ser un desafío menos difícil, pero la única forma segura de descubrir a los alters es ganarse su confianza a tal grado que decidan conversar contigo de manera regular. Hasta que los alters se sientan con la confianza de hacer esto, solo puedes buscar pistas vagas. De tener alters, no esperes tener consciencia, a lo mucho, de más de unos cuántos de los síntomas que se mencionan abajo.

Aunque algunas personas con alters tienen lagunas obvias en sus recuerdos del pasado distante, existen algunos que, aun antes de comenzar a sanar, tienen recuerdos más detallados y completos de su infancia que las personas promedio que jamás han tenido alters. Esto es debido a que los alters no necesariamente retienen solo recuerdos de ciertos eventos. Lo que se guardan (hasta que comienzan a sanar) es la reacción emocional más profunda a ciertos eventos traumáticos. En lugar de simples hechos, es una posesión particularmente emocional de estos eventos lo que esconden del resto de la persona.

Por eso a las personas con alters sin detectar no necesariamente les faltan años. Sin embargo, en ocasiones pueden tener un momento perdido en su vida diaria que no se pueda atribuir al alcohol o las drogas. Por ejemplo, podrían perder las llaves u otros artículos personales y encontrarlos en lugares donde no recuerdan haberlos puesto. Otras posibilidades incluyen la aparición de bienes que no recuerdan haber comprado, retiros inexplicables de sus cuentas bancarias, encontrarse en lugares sin la menor idea de cómo llegaron ahí, o no tener recuerdo alguno de haber hecho cosas en el pasado reciente que otras personas afirman haberles visto hacer.

A veces las personas con alters descubren que pueden protegerse de lastimarse a sí mismas o de cualquier otro comportamiento no deseado al esconder de sí mismos cuchillos, tarjetas de crédito o lo que sea. Saben dónde colocaron los objetos, y aun así, ponerlos en un lugar inusual funciona cuando un alter no observa que se esconde esto.

Si tienes acceso único a tu computadora, revisa el historial en tu explorador de internet para ver si has visitado sitios web que no recuerdes haber visto. Si conservas copias electrónicas de correos electrónicos enviados, revísalas para ver si las reconoces todas. Una factura telefónica, cuenta de tarjeta de crédito, o cualquier otro registro detallado que mantenga un seguimiento de tus acciones también podría ser revelador.

Por supuesto, todos tenemos lagunas mentales, pero con los alters, estas lagunas por lo general son más notables que para la mayoría de las personas. Hay quienes incluso han pensado que padecen Alzheimer, cuando sus lagunas eran simplemente debido a una parte reprimida de la persona que tomaba el control en ciertos momentos y hacía y pensaba cosas que mantenía en secreto del resto de la persona. Trágicamente, es común que a las personas con alters se les llame mentirosos cuando sus negaciones son simplemente porque en verdad no recuerdan ciertas cosas.

Hasta que exista un progreso en la sanidad, los alters están particularmente activos cuando el resto de la persona está dormida. Podrías despertarte y encontrar objetos fuera de lugar. Podría ser un simple sonambulismo, pero podría ser más.

Yo proporciono apoyo por correo electrónico a sobrevivientes de abuso. Con varios sobrevivientes distintos he recibido de repente un correo que parece fuera de lugar para esa persona. Además de que el tema de conversación parece inusual, la gramática y ortografía a menudo es más infantil que su estándar habitual. A veces he tenido la idea inicial que quizá la persona escribió el correo bajo los efectos de las drogas o el alcohol, pero regularmente resulta que es la parte infantil de ellos tomando temporalmente el control. Cuando le envío una copia del correo a la persona, él o ella a menudo se sorprende, ya que no tiene recuerdo alguno de haberlo escrito.

Si la correspondencia hubiera sido de su puño y letra, es muy probable que se hubiera visto un cambio evidente en la caligrafía. Por eso otra pista de la presencia de alters es el cambio en caligrafía, por ejemplo, en un diario íntimo. De hecho, escribir un diario es una buena idea, especialmente si se hace a diferentes horas del día (es más probable que en tiempos y situaciones diferentes se revelen diferentes alters). Te podría sorprender lo que encuentres después al releer tu diario.

Algunos sobrevivientes adultos en ocasiones se encuentran a sí mismos actuando de manera infantil. Por ejemplo, podrían tener una colección de juguetes para niños. Nuevamente, y hasta cierto grado, todos en ocasiones hemos actuado de manera algo infantil, pero cuando es más notable, podría ser que el niño interior está haciendo notar su presencia temporalmente.

Otro posible indicador de un alter es que a veces se tengan ciertas habilidades y a veces no. Por ejemplo, es posible que hayas creado obras de arte o poemas de un estándar mucho más alto de lo que creías posible de tu parte. O podrías estar perplejo en cuanto al por qué en ocasiones has sido incapaz de hacer algo—quizá de deletrear o leer música o cualquier otra capacidad—que en otras ocasiones puedes hacer con facilidad.

Desde los siete años de edad, una amiga mía era un caso perdido en matemáticas, y aun así seguía obteniendo calificaciones altas en la materia. Podría superar un examen, volver a casa y verse incapaz de resolver simples problemas matemáticos. En la universidad eligió completar el mismo curso de algebra con el mismo maestro, no una ni dos sino tres veces porque, a pesar de obtener calificaciones altas continuamente, no tenía noción alguna de la materia. Determinada a no dejar que eso la derrotara, trató incluso de tomar el curso una cuarta vez, pero su maestra se lo prohibió alegando que era demasiado buena en la materia como para seguir repitiéndola. No fue sino hasta cerca de cumplir los cuarenta años que descubrió a uno de sus alter, el cual se había formado a la edad de siete años, y que no solo se especializaba en matemáticas sino que, por miedo de que las otras partes de la persona le rechazaran, deliberadamente hacía que el resto de la persona permaneciera matemáticamente ignorante.

Otra posible pista es tener períodos extensos de tiempo en que uno se siente irreal, como si estuviera en un sueño o no estuviera realmente presente. Algunos lo describen como si se observara todo desde atrás de un muro de vidrio. A esto se le conoce como co-consciencia.

Otra posibilidad, es cuando a veces se piensa de uno mismo como “nosotros” , o sentir como si hubiera otra persona dentro de ti.

Escuchar voces que parecen venir de dentro de ti es aun otra posibilidad. Lo que dicen estas voces podría parecer algo extraño—como se podría esperar de alguien que ha sufrido un abuso aterrador—pero, en contraste con personas con otras ciertas condiciones, las voces son relativamente racionales y hablan con cordura.

Otra pista es tener ocasionalmente dos emociones en conflicto; quizá uno podría, por ejemplo, sentirse feliz, y al mismo tiempo, muy en lo profundo de su ser sentir, sentirse triste y atrapado.

Todo lo anterior son síntomas comunes de lo que los psicólogos llaman Trastorno de Identidad Disociativo (D.I.D., por las siglas en inglés de Dissociative Identity Disorder). No todo mundo tiene todos los síntomas, y cualquier supuesto síntoma se debe considerar solo como pistas, no como evidencia para un diagnóstico. Por ejemplo, una mujer avergonzada le confió a un amigo mío que no dejaba de perder sus llaves. “¿Qué es lo que te está molestando emocionalmente?”, preguntó mi amigo, quien tiene un buen discernimiento. El problema resultó no ser T.I.D. ni Alzheimer, sino simplemente una reacción al estrés.

Estas son algunas pruebas psicológicas de tipo cuestionario diseñadas para diagnosticar T.I.D. Solo los profesionales las pueden administrar y son caras. Véase (en inglés) Psychological Tests to Diagnose Dissociative Identity Disorder.

No Es tan Raro como Crees

Un término más antiguo para el Trastorno de Identidad Disociativo es Trastorno de Personalidad Múltiple (TPM). Independientemente del nombre, los investigadores han reconocido su existencia al menos desde los 1800s.

En cierta forma, todos tenemos personalidades múltiples y alternamos entre ellas de acuerdo con nuestras circunstancias. Actuaríamos de manera diferente, por ejemplo, en cada una de las siguientes circunstancias:

* En presencia de un Jefe de Estado
* Al estar a solas con nuestro cónyuge
* En una salida nocturna con las chicas/chicos
* Al jugar con niños
* Cuando se está deprimido

En otras formas, también, todos tienen “personalidades múltiples.” Por ejemplo, podríamos decir: “Mi corazón dice una cosa, pero mi cabeza dice otra.” La habilidad de ver las cosas desde tantas perspectivas diferentes puede ser un recurso significativo. Al estar indecisos, los angloparlantes hablamos de “ser de dos mentes.” Cuando estamos a dieta, no estamos seguros de qué parte ganará—la parte que quiere estar delgada o la parte que quiere seguir comiendo. En Romanos 7, Pablo dedicó casi un capítulo completo para detallar la batalla en el interior, entre la parte de él que quería agradar a Dios y la parte que quería darse gusto a sí mismo. “Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.” (Romanos 7:15).

Entonces, tener personalidades múltiples no es tan anormal como pudiera parecer. Más aún, la disociación es normal. Para conseguir enfocarnos en la tarea que estamos realizando, todos nosotros a veces sacamos los recuerdos desagradables de nuestra mente, o nos desconectamos de distracciones tales como sonidos de fondo. Es solo que para algunas personas, esta tendencia natural se realiza en un grado más alto. Para ellos, desconectar su atención de ciertas cosas inquietantes se lleva a cabo de manera tan efectiva que se forma una consciencia separada dentro de la persona, donde parte de la persona sabe, siente y piensa algunas cosas que la otra parte no.

Los psicólogos a veces llaman a cada identidad distinta personalidad alterna o, usando un término ya mencionado, alter para abreviar. Como ya se dijo, el término infiltrado también se utiliza en ocasiones, y hay quienes se sienten más cómodos con el término parte. A la personalidad que controla a la persona con mayor frecuencia por lo general se le refiere como host.

La distinción entre el host y otras partes rara vez se establece de forma concreta. Una parte que ha sido host por años podría repentinamente sentirse abrumada o experimentar un trauma nuevo que le provoque esconderse muy en lo profundo de la mente. Cuando esto ocurre, otro alter se ve obligado a tomar el control, o se forma uno nuevo para ese propósito. El nuevo host más adelante podría dividirse y formar alters nuevos que se consideren como “nacidos” a partir del nuevo host y se sientan más conectados al nuevo host que al host anterior. A lo largo de una vida, alguien podría llegar a tener varios hosts. A veces más de un alter podrían compartir simultáneamente el papel del host.

Dado que el host es la parte que más se ve en público, otros alters a menudo se sacrifican para “proteger” al host de sentimientos y/o recuerdos inquietantes, permitiendo así al host—el rostro público del sistema de alters—mantener la apariencia de normalidad. También hacen esto para librar al host de distracciones opresivas que dificultarían la habilidad del host de llevar a cabo funciones importantes tales como tener éxito en la escuela o el trabajo.

Una parte podría convertirse en host debido a que tiene la mejor selección de habilidades naturales para el papel pero, de no ser por más razón que tener la experiencia más relevante, el host por lo general termina con las mejores habilidades sociales y de otros tipos, como laborales, que se necesitan para la vida diaria. Por eso un cambio de host no solo se presenta debido a un trauma por lo general, sino que es algo traumático en sí mismo porque el host se lleva consigo información vital necesaria para la vida diaria. El nuevo host no tiene más opción que avanzar a tropezones, teniendo que intentar adquirir conocimiento en el camino.

El host podrá haber tenido más oportunidades de desarrollarse, pero cada parte de una persona es importante. Aunque permanezcan separadas, cada parte tiene acceso exclusivo a una parte de la capacidad intelectual de la persona. Para estar completa, una persona necesita todas sus partes. Es más, si se les da oportunidad, otras partes pueden desarrollarse asombrosamente y en formas que el host jamás podría lograr.

La gente (los hosts) que recién se está enterando que tienen T.I.D. a menudo se sienten tentados a sentirse superiores a sus alters y considerarlos menos que molestias. Un amigo mío, quien es él mismo un host, corrige de manera hermosa esta noción errónea:

En mi sistema, soy el “host”. Con esto quiero decir que soy aquél por quien mis alters pusieron sus vidas en juego para protegerme. Soy aquél por quién mis alters sacrificaron tanto a fin de mantenerme a salvo. Soy aquél que sostuvieron sobre el agua mientras se ahogaban, por así decirlo. Dejaron de vivir en esta vida y se aferraron a experiencias y situaciones dolorosamente agonizantes con tal de que yo pudiera sobrevivir y salir adelante, mientras que por años estuvieron encerrados en la oscuridad, acosados por esas experiencias y sin contacto con el mundo exterior.

Les debo todo, y cada vez que me comunico con cualquiera de ellos, hago lo mejor que puedo por tratarlos con el mismo respeto con el que trataría a alguien que perdió sus piernas al saltar bajo un camión para salvar la vida de uno de mis hijos. Sí, pueden estar muy enojados. Sí, podrán ser molestos, controladores y distractores, y podrá ser doloroso vivir con ellos, pero también lo sería alguien que tratara con las consecuencias de haber perdido sus piernas salvando a mi pequeño. A pesar de ese enojo, felizmente me sumergiría en el mismo para darles una pizca de alivio, especialmente después de lo que tuvieron que soportar por mí. Es lo menos que podría hacer.

Lo más emocionante es que he descubierto que al tratarlos con respeto y hacerles saber que sus necesidades son importantes para mí, al trabajar con ellos para suplir esas necesidades y permitirles tiempo para que simplemente puedan ser ellos mismos en un ambiente seguro donde no se les juzga, ellos sanan. Comienzan a darse cuenta que esas situaciones que mantenían en lo profundo de su ser han pasado, y que ahora están a salvo. Al recibir cuidados, comienzan a hacer uso de sus habilidades para contribuir de forma importante a nuestra familia—la persona entera de la cual soy parte.

Por ejemplo, tengo un alter llamado “Do” (“Hacer” en inglés) , quien consigue hacer las cosas muy rápidamente. Él ahora ayuda cuando tenemos un tiempo limitado para hacer las cosas en verdad rápido. Esta mañana salió para ayudarme a preparar a mis hijos para sus lecciones de natación. Consiguió tenerlos vestidos, con sus mochilas listas, y todo en menos de ocho minutos. Normalmente eso me tomaría alrededor de una hora.

Como ya se mencionó, si tú sospechas que tienes alters, conversar directamente con ellos es la única forma segura de confirmar su existencia, pero eso puede ser tan desafiante como tratar de persuadir a unos agentes encubiertos de admitir que te han estado espiando y de que te cuenten todo con libertad. Es más, llegar a este punto con un alter es un paso que te cambia la vida y no se debe tomar a la ligera. Una vez que a un alter se le comienza a soltar la lengua y encuentra aceptación, es probable que otros se animen a darse a conocer de la misma forma, y tu vida posiblemente no volverá a ser la misma. Aun si—como yo espero que ocurra—para el final del viaje demuestre ser algo bastante beneficioso, es casi seguro que habrá tiempos en que lamentes haber comenzado este viaje hacia la paz y totalidad. Te lo advierto, no empieces este proceso sin estar seguro que Dios te guíe a cada paso del camino, incluyendo en tu elección de terapeuta. Por otro lado, no hacer nada (y hacer con esto que los alters se sigan sintiendo rechazados y en una especie de confinamiento en solitario forzoso) también conlleva varios peligros. De hecho, no hacer nada podría ser el peor error de tu vida.

Los alters por lo común cargan con tanto dolor que ignorarlos podría ser todo lo que hace falta para que se vuelvan suicidas. Desearía no tener que dar esta escalofriante advertencia, pero terminar con un alter suicida podría ser más que desagradable para ti; en teoría al menos, es posible que ese alter logre matarte a pesar de que tú quieras vivir.

La gente con más conocimiento del tema dicen que nunca debes actuar únicamente según la información escrita acerca del Trastorno de Identidad Disociativo sino que hay que buscar a un profesional debidamente capacitado y con experiencia, y que incluso dichos expertos, como en otras profesiones de la salud, necesitan un seguro de responsabilidad civil. Ciertamente, esta página web no es ningún manual del tipo “hágalo usted mismo”, y a pesar de mi experiencia considerable ayudando a gente con alters, yo no me llamaría un experto. Por otro lado, conozco solo a un experto infalible—el Señor Jesucristo—y te suplico que busques su guía antes de hacer cualquier cosa al respecto, y de igual manera antes de decidir por la opción altamente riesgosa de no hacer nada.

Es común que los sobrevivientes de abuso caminen por la vida sin saber que existen partes reprimidas de ellos (alters) hasta que uno de los alters finalmente su presencia evidente cuando la persona está comenzando a sanar. Los alters tienen dos necesidades apremiantes pero opuestas. Una de ellas es liberarse del confinamiento en solitario comunicándose con alguien. La otra necesidad es evitar más rechazo y menosprecio permaneciendo aislados en el silencio. Cuando su host comienza a aceptarles o ellos encuentran a alguien como un terapeuta o amigo confiable y comprensivo, de quien están seguros que los aceptará, el balance entre estas necesidades en conflicto podría inclinarse a favor de que los alters crean que es lo suficientemente seguro tomar el riesgo de darse a conocer. Así, podrían comenzar a comunicarse de repente por primera vez. Si ellos piensan que pueden confiar en alguien más que en su host, podrían apagar de forma breve la consciencia de su host a fin de que el host no sepa nada de la conversación.

Entonces, si bien los alters anhelan dar fin a su aislamiento, es raro que se den a conocer si creen que es posible que los rechacen o menosprecien. Si tienes alters, probablemente podrán escuchar tus pensamientos y palabras en algunas ocasiones pero no en otras. Por eso es probable que un alter se sienta persuadido a conversar contigo si, en varias ocasiones diferentes, llegaras a decir para ti mismo algo parecido a esto:

Si alguien me puede oír, quiero disculparme por cualquier forma en que te haya ofendido. No quería creer que eras real pero ahora entiendo que estaba equivocado(a). Quiero amarte y aceptarte y apreciaría que compartas cosas conmigo. Por favor, háblame.

Pero no intentes esto justo ahora. Existen peligros a evitar, los cuales se explican en el resto de esta página y en las dos páginas enlazadas a ésta.

Por lo general ayuda si les hablas en voz alta (o al menos en un susurro audible) a tus alters. Si sospechas conocer el nombre del alter o algo acerca del alter, haz uso de esta información mientras hablas. Esto también podría incrementar las posibilidades de recibir respuesta.

Comprendiendo a los Alters

Aunque tener alters es una reacción común y bien documentada al trauma durante la infancia, es normal que las personas, al descubrir por primera vez que tienen alters, lo encuentren bastante perturbador y busquen una seguridad constante de que no se están volviendo locos. En realidad, para cualquiera de los que tienen alters, el descubrimiento es una señal bastante saludable y un paso significativo hacia encontrar más paz, alegría y satisfacción de la que hemos conocido.

Como se explica en un enlace al final de esta serie de páginas, creo que el Trastorno de Identidad Disociativo desarrolla al cerebro más allá de lo normal, de tal forma que cuando una persona comienza a sanar, haber tenido personalidades múltiples de hecho resulta ser una ventaja intelectual. Por supuesto, hasta que se comienza a sanar, tener un Trastorno de Identidad Disociativo es en gran parte una desventaja porque cada alter (y el host) tiene acceso a solo una porción del cerebro de la persona.

Los sentimientos de confusión, así como algunos síntomas extraños, son normales para las personas que se están recuperando del T.I.D. De vez en cuando, un amigo mío solía preguntarle al Señor qué estaba mal con él. Cada vez, Dios le respondería de manera simple pero muy tierna:

Tienes alters. Te estoy sanando.

Es bastante trágico que en los viejos círculos mal informados, a la esquizofrenia se le llamaba erróneamente “personalidad dividida”. Este nombre gravemente inapropiado podría causar que algunas personas sin conocimiento de psicología imaginen incorrectamente que podría haber una relación entre la esquizofrenia y lo que se solía llamar Trastorno de Personalidad Múltiple. No existe ni siquiera una similitud superficial. A diferencia de la esquizofrenia, el Trastorno de Identidad Disociativo no provoca episodios de demencia, ni se trata con medicamentos (aunque alguien con T.I.D. podría tener condiciones adicionales como depresión que podrían requerir tratamiento con medicamentos). Las diferencias siguen y siguen.

Es todavía menos probable que se confunda el término “bipolar” con Trastorno de Personalidad Múltiple, pero solo para estar seguro, permíteme asegurarte que esta condición también es algo muy diferente a lo que estamos discutiendo.

Un amigo mío estaba buscando un compañero de oración con quien pudiera ser transparente. El hombre que tenía en mente era un psicólogo que asistía a su reunión de hogar. Mi amigo oró fervientemente antes de acercarse al hombre y fue prudente en tantear el terreno al preguntarle su punto de vista con respecto al Trastorno de Identidad Disociativo. Al ser favorable su respuesta, mi amigo le confió que tenía alters. La respuesta del psicólogo fue: “¡Wow! ¡Eso por lo general está reservado solo para gente muy inteligente o con talentos artísticos!”

Al contarme acerca del incidente, mi amigo dijo que él era obviamente una excepción a esta tendencia. Esa es la respuesta que yo esperaría de él—y de ti, si tienes T.I.D. La gente con T.I.D. tienden a ser víctimas trágicas de baja autoestima a tal grado que no se dan cuenta de cuán dotados son. Aunque mi amigo no parece asimilar la importancia de sus habilidades, él es alguien con talento artístico y una inteligencia muy por encima del promedio. De hecho, el abuso e insultos durante su infancia habían aplastado sus inclinaciones artísticas, y hacerse amigo de uno de sus alters más jóvenes le ha permitido liberar el hermoso talento artístico en su interior. Además de la gran desventaja de luchar con el dolor emocional y otros efectos sin sanar de su pasado, su ortografía deficiente contribuyó a que se sintiera intelectualmente inferior. En realidad es tan inteligente que en un curso de la universidad que él tomó, había una regla firme que nadie con mala ortografía se podía graduar. Los que estaban a cargo se vieron en la penosa necesidad de romper su propia regla. ¿Cómo podrían “reprobar” a su mejor estudiante? Él era tan excepcional que daba asesoría a sus compañeros de curso. Y aun así, él pensaba que era estúpido. Y si tienes T.I.D., estarás de acuerdo en que él era listo pero probablemente seguirás convencido(a) que tú no lo eres.

Aquí hay una nota adicional interesante: Este hombre me envió correos electrónicos con frecuencia durante alrededor de un año antes de que yo descubriera que tenía alters. Yo había llegado a reconocer su inteligencia y suponía que la ortografía atroz en sus e-mails se debía a la dislexia. Poco después que le animé a que reconociera a sus alters y fuera amable con ellos (él previamente los había confundido con demonios), comenzó a enviarme e-mails casi perfectos. Habían surgido alters que tenían buena ortografía.

No es sin fundamento que al T.I.D. se le ha considerado “sofisticado” y “una de las respuestas más funcionales que puede hacer un niño a una infancia bastante traumática.” Sin embargo, esto no sugiere que sea conveniente para las personas que enfrentan crisis nuevas ceder a la tentación de dividirse una vez más. A mí me quedó más que claro cuán contraproducente puede ser dividirse con el caso de una amiga que estaba aprendiendo un trabajo nuevo y bastante estresante. Ella necesitaba toda la experiencia aprendida en el pasado y más. A pesar que no queríamos que sucediera, en un intento inconsciente de superar el estrés, se formó una nueva alter. En la memoria de esta pobre alter no existían todos los años de experiencia amplia de trabajo de la host. Tratar de salir adelante bajo estas circunstancias aumentó el estrés en gran medida. Afortunadamente, el daño fue poco gracias a que logré dar apoyo inmediato a la nueva alter y mi amiga cambió de trabajo. Muchos años antes, el trauma de mi amiga había causado que se formara una alter que ni siquiera sabía leer ni escribir. Tratar de superarlo demostró ser en extremo desafiante. Esta alter finalmente volvió a aprender y desarrolló tal valor y habilidad que terminó por ser de gran ayuda para su host, pero fue un viaje bastante duro.

Un alter le envió un correo electrónico a un hombre con Trastorno de Identidad Disociativo que en su desesperación se había llamado a sí mismo “fenómeno”:

No somos fenómenos; somos personas obligadas a llevar cargas que van más allá de la resistencia humana. Fuimos lo suficientemente listos para dividirnos en lugar de volvernos locos. Era lo mejor que podíamos hacer. Eso no es ser un fenómeno; es ser alguien a quien se le negó la ayuda que necesitaban con desesperación y que recurrieron a medidas to extremas para salvarse. ¿Llamarías fenómeno a un náufrago que contrajo una infección y tuvo que cortar su propio brazo para salvar al resto de sí mismo? No, dirías: “Wow, eso fue valiente”. Bueno, eso es lo que eres: valiente. Escondiste el dolor para protegerte a ti mismo e hiciste lo que tenías que hacer para mantenerte vivo. Eso es ser valiente, no un fenómeno.

Se ha calculado que entre uno y tres por ciento de la población general en los países occidentales sufren de Trastorno de Identidad Disociativo. Imagino que esta cifra podría ser distinta, por ejemplo, en países asolados por la guerra.

El Asombroso Poder Sanador de Tratar con Alters

Un hombre no solo solía mojar su cama en ocasiones, sino que se encontraba peculiarmente renuente a limpiarla después. Prefería acostarse en ese desastre. Podrías encontrar esto bizarro, pero era igual de inexplicable para él hasta que descubrió que tenía alters. Después de ganarse la confianza de uno de sus alters infantiles, el alter le confió que había aprendido que una cama mojada era la única forma de mantener a un abusador en la familia fuera de su cama. No solo se sintió aliviado este hombre de saber por primera vez que existía una explicación racional para su comportamiento inquietante, sino que ahora tenía una estrategia para encontrar una cura. Comenzó a enfocarse al orar en encontrar formas de convencer a su alter que ahora estaba a salvo. Podía experimentar, por ejemplo, asegurándole al alter que el abusador se había ido y que nunca más estaría en peligro de que lo acosaran sexualmente en la cama.

Una mujer decidió conquistar su miedo a conducir convirtiéndose en una camionera profesional. Después de años de experiencia conduciendo, se había convencido casi por completo de que era una camionera segura y altamente capaz, y aun así se seguía sintiendo incómoda al conducir. Finalmente, en lugar de permanecer apenas consciente de que tenía alters, comenzó a hacerse amiga de ellos. Descubrió a un alter infantil que no tenía consciencia de la experiencia para conducir que se había obtenido a lo largo de la vida y que tenía miedo de ir al volante en un vehículo, lo cual no fue sorprendente. Fortalecida con este conocimiento del temor del alter, la mujer pudo trabajar en calmar la inquietud que sentía el alter al conducir. Pudo intentar cosas como informarle al alter de su experiencia como conductora (esto proporciono una fuente significativa de alivio), y animar al alter a orar con fe y creer en la protección divina al viajar en el camino.

Una mujer cristiana sabía que las Escrituras afirmaban que sus pecados eran perdonados pero aun así le plagaban sentimientos fuertes de culpa. Resultó que su alter infantil tenía un entendimiento menor del evangelio que la parte adulta de ella. Una vez que al alter infantil se le explicaron las buenas nuevas del perdón de Dios, el alivio fue notable.

Un abusador dijo que le cortaría el pene a un niño pequeño. La amenaza fue tan convincente y aterradora que en ese instante se formó un alter. Dado que, como ya se explicó con anterioridad, los alters tienen acceso solo a una fracción de la información que la persona completa conoce, no es de sorprenderse que este alter no fuera consciente que la amenaza jamás se llevó a cabo. El alter pasó décadas de tormento innecesario hasta que finalmente se le explicó de manera específica al alter que no había sido mutilado. Desde entonces el host sintió un profundo alivio y dejó de despertarse con temor de que lo hubieran mutilado.

Una mujer a menudo solía caminar dormida. Dormía poco de por sí, sin tener un sueño interrumpido. A veces su hijo la encontraba deambulando por la casa. A veces se despertaba en las mañanas y encontraba las cosas reorganizadas, y—lo más frustrante de todo—tenía que buscar sus llaves por todos lados porque no estaban donde las había dejado.

Un día, mientras yo charlaba con su alter infantil, la alter mencionó casualmente que la noche anterior había dormido toda la noche. Eso de inmediato captó mi atención. “¿Qué es lo que haces por lo general?”, le pregunté.

Resultó que la alter solo se sentía con la seguridad de jugar sin que se burlaran de ella cuando todos los demás dormían. Le gustaba en particular jugar con las llaves y su host había movido sus otros juguetes lejos de la cama, así que tenía que levantarse para tener acceso a ellos.

“Trato de no despertar a mamá (su host),” dijo ella. “Por favor no se lo digas.”

Amablemente la persuadí de que su host no se enojaría y obtuve su permiso para dejar que la host lo supiera. Resultó que la host sin querer había oído parte de la conversación de todas formas.

La host y su alter pudieron encontrar algunas soluciones amigables y efectivas. Un inicio obvio fue mantener los juguetes al borde de la cama, de tal forma que la alter pudiera jugar con ellos en la cama. Mejor aún, la host le explico a la alter cómo ambas se sentirían más revitalizadas si dormían al mismo tiempo, y la host le empezó a hacer un espacio a su alter dentro de sus horas de vigilia para que pudiera jugar en privado. También compró una muñeca de bolsillo para que su alter jugara cuando estuvieran en el trabajo. Tanto la alter como la host se beneficiaron de este nuevo nivel de entendimiento y cooperación mutuos—y disfrutaron de un sueño de mejor calidad.

A una mujer le atormentaban los recuerdos recurrentes del abuso que había sufrido de niña. Luego, a su alter infantil se le enseñó que, al ser ella una hija del Rey de reyes, ella era una princesa, y dado que se debía obedecer a las princesas, ella tenía la autoridad de parte de Dios para ordenar a los abusadores, demonios, etcétera, que se fueran. Poco después, la mujer estaba teniendo uno de sus aterradores recuerdos recurrentes. De repente, la alter infantil se levantó y le dijo al abusador en el recuerdo que debía irse porque ella era una princesa. En su imaginación, el abusador se fue, y el recuerdo terminó abruptamente. Cosas similares ocurrieron con pesadillas y apariciones demoniacas. No es de sorprenderse que la mujer encontrara paz como nunca antes la había conocido.

Para otra mujer, comprar ropa, e incluso vestirse, solía ser tan confuso y angustiante que a menudo terminaba hecha un mar de lágrimas por causa de ello. Cuando se enteró de sus alters, descubrió que la fuente de su confusión era que cada alter tenía gustos diferentes de vestimenta. Dado que tenían una relación cercana y hermosa con Dios, accedieron a dejar que Dios seleccionara su vestimenta cada vez que se vestían o compraban ropa. Funcionó.

No es imposible para los alters creer que son de un sexo opuesto al de su host. Dichos alters se forman debido a la necesitad de sentirse seguros, no debido a tendencias homosexuales. Uno puede entender bien que los niños que han sido víctimas de abuso supongan que ser del sexo opuesto disminuiría las posibilidades de mayor abuso, y que por ello deseen ser de ese género. Tanto niños como niñas han pensado esto, y en el caso de su abusador en particular, a menudo tienen razón. Es más, si a los niños los abusa sexualmente un miembro del mismo sexo, se puede esperar que esto afecte su identidad sexual, e incluso su abusador podría etiquetarlos como del sexo opuesto. No es de sorprenderse que algunos alters que sufren esto adopten por completo esta identidad falsa y que crean genuinamente que son del sexo opuesto. Pueden tener tan poca consciencia del cuerpo que creen que su cuerpo es por completo del sexo opuesto en lugar de lo que es en realidad. Evidentemente, esto resulta en confusión sexual, pero se puede resolver ayudándoles a darse cuenta que no hay necesidad que ellos sean de su género imaginario para estar a salvo o ser amados. Solo tras asegurarse que se den cuenta que su seguridad y aceptación no están en juego es que se les debe hacer nota del género real de sus cuerpos. Este retraso es necesario porque es probable que conocer su género real sea de gran impacto para ellos, por no decir bastante inquietante, sin la preparación ya mencionada. Se debe tener un gran cuidado al tratar con este tema tan delicado. Imagina tu reacción si descubrieras que no eres del género que siempre pensaste que eras.

Con tantos de sus alters pensando de sí mismos que eran niños pequeños—demasiado pequeños como para las relaciones maritales—y algunos de sus alters que pensaban que eran del sexo opuesto, no es de extrañarse que un hombre que conozco a menudo tuviera mucha dificultad en hacerle el amor a su esposa. Identificar a los alters, ayudarles a descubrir su género verdadero, y ayudarles a madurar, fue la clave para sanar su sexualidad.

Los anteriores son solo ocho de los muchos ejemplos que podría citar de gente que conozco que demuestra cuán poderosa clave para sanar es escuchar a los alters y atender con ternura sus necesidades y temores. Sin que lo sepas, una parte traumatizada de ti podría estar saboteando tus hábitos alimenticios, tu determinación a resistir la tentación, tu voluntad de vivir, tu caminar cristiano, y muchas otras cosas. Sin importar qué tan devoto y determinado seas, tratar de hacer lo correcto es un esfuerzo opresivamente duro y desalentador cuando parte de ti está saboteando tus esfuerzos a escondidas, o cuando no conoce verdades espirituales clave. La vida se llena de alegría, paz y victoria cuando se brinda ayuda a los alters y cada parte de ti conoce a Dios y recurre al poder de Cristo.

He descubierto que si tratas a los alters como gente real, los avances en los problemas a largo plazo de una persona son fenomenales, siempre y cuando ministres a cada alter en el poder de Cristo como lo harías con una persona normal que ha sufrido de esa misma forma. De hecho, jamás he visto nada tan poderoso para transformar con rapidez a la gente afligida.

Los cristianos normalmente sufren la frustración de lo que podrían llamar “ser incapaz de convertir el conocimiento de la mente en conocimiento del corazón”. Algunos podrían pensar de esto en términos de conocer intelectualmente lo que debiera ser una verdad espiritual que cambia la vida, y que aun así este conocimiento no los libera porque su “subconsciente” no lo ha comprendido. Hablar con alters le permite a uno ministrar directamente a esa parte “subconsciente” de la persona que por lo general es imposible alcanzar, logrando en minutos lo que de otra forma tomaría años. No es nada parecido a la hipnosis. Es simplemente posibilitar a las personas que liberen una parte reprimida de ellos que, al mantenerse ignorantes a ciertas verdades, había socavado en secreto su bienestar.

Los humanos pueden inventar cientos de teorías en cuanto a cuál será la mejor forma de tratar cualquier cosa, pero cualquier científico te dirá que actuar con base en las experiencias personales al tratar con las personas es una forma poco confiable de probar cuál tratamiento es el más efectivo.

Igual que cualquier cristiano, procuro que Dios me guíe en la forma en que ministro a las personas. Sin embargo, a diferencia de otros, me parece que soy incapaz de escuchar a Dios hablándome directamente. Me avergüenza admitir que por lo general no parezco capaz de hacer más que simplemente orar y esperar lo mejor. Con todo, al continuar ministrando a alters, me he quedado pasmado cuando me doy cuenta exactamente cómo la forma en que Dios ministra a los alters coincide con la forma en que me he sentido guiado a hacerlo yo. (Para un ejemplo de cómo Dios se relaciona a los alters, véase el primer enlace al final de esta serie de páginas bajo el encabezado, “Páginas Relacionadas.”)

Sin importar cuántas teorías humanas existan, yo quiero imitar la estrategia de Dios, ya que Él conoce infinitamente más de lo que cualquiera de nosotros sabe en cuanto lo que verdaderamente es mejor. El apóstol Pablo demostró esta actitud de buscar imitar a Dios:

1 Corintios 11:1 Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.

Y el mismo Cristo tuvo esta misma actitud:

Juan 5:19 . . . De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente.

Como es el caso con la creencia en los demonios, o con las opiniones acerca del tratamiento más apropiado para una enfermedad específica, o con casi cualquier otra cosa en el mundo, existe una amplia gama de teorías acerca del Trastorno de Identidad Disociativo y sobre si tan siquiera existe. Una razón para la confusión es que los alters, al haber sufrido niveles devastadores de rechazo en el pasado, son altamente sensibles y se esconderán en presencia de cualquiera que ellos teman que los rechazará (incluyendo a un terapeuta, investigador, o incluso el host). Si cualquiera llegar a convencer a un host que los alters no son reales y que el host debería rechazar cualquier manifestación de un alter y considerarlo una ilusión, los alters entrarían en pánico y rápidamente se esconderían, en lugar de arriesgarse al rechazo. Ante la desaparición aparente de alters, el host sentirá un alivio temporal, similar al alivio cruel que siente un paciente con cáncer al que se le declara erróneamente libre de cáncer. Parecería como si fuera una cura mágica, pero los problemas subyacentes de la persona seguirán ahí, y su alivio verdadero se verá tremendamente obstaculizado.

Alguien podría llegar al punto donde él o ella permiten una disociación continua. Por ejemplo, los alters infantiles pueden ser tan tiernos que es tentador aferrarse a ellos al impedirles madurar. Con todo, al menos durante las primeras etapas de terapia o de formar una relación con los alters, me parece mejor asegurarme que se ha ministrado extensivamente a cada alter, en lugar de tratar frenéticamente que los alters se fusionen en una sola persona. Al igual que cuando un cirujano “abre” a alguien, tratar a los alters como individuos hace que las partes heridas sean accesibles para el tratamiento. Sería ingenuo por parte de un cirujano coser a una persona mientras aún existan partes internas que necesiten atención.

Lo que es más, a las personas con Trastorno de Identidad Disociativo se les ha arrebatado cruelmente la infancia que merecen. Tener alters con comportamiento infantil que se alivian de su dolor proporciona a estas personas el privilegio de volver a vivir la infancia por algún tiempo de la forma en que debían disfrutarla. Sí, hay un tiempo para seguir adelante, pero también hay un tiempo para disfrutar. De hecho, un host que se frustraba constantemente por lo que a él le parecía un ritmo bajo de sanidad, en realidad se sentía culpable por disfrutar de placeres legítimos. Esta culpa falsa, que es bastante común en personas que sufren de Trastorno de Identidad Disociativo, era el producto del abuso durante su crianza, en la cual por lo general se le castigaba por actuar como un niño normal que ama divertirse. Al descubrir que Dios se deleitaba en que él se pusiera al día con los placeres perdidos de su infancia al disfrutarlos ahora, a pesar de ser un adulto, se sintió maravillosamente liberado. Irónicamente, su frustración por no integrarse más pronto en realidad estaba alentando su sanidad porque seguía reprimiendo (y lastimando así) a los alters que querían jugar.

Otra razón para no tratar de forzar el ritmo es que la simple idea de unificarse puede ser traumática en primera instancia para los alters porque se podría malinterpretar como un intento por aniquilarlos. Sin embargo, cuando el asunto se trata con gentileza, los alters se pueden sentir animados a ver la unión como un proceso de madurez y como un matrimonio en el cual dos (o más) verdaderamente son mejor que uno, y que ninguno de ellos pierde su identidad sino que cada uno contribuye sus propias fortalezas, retiene sus propios recuerdos, y se beneficia de las fortalezas de los otros. Al igual que el matrimonio, debería ser una unión en la cual los involucrados son tan seguros de sí mismos que no sienten la necesidad de seguir afirmando su independencia. Un alter lo describió como estar más vivo que nunca. Es algo bastante satisfactorio. Con todo, la decisión le corresponde a cada alter individual. Es más, lo que a menudo es la primera etapa hacia la integración—es decir, que los alters aprendan a valorarse unos a otros y a trabajar juntos como equipo—es mucho más importante que la integración.

Discernir Entre Demonios y Personalidades Múltiples

En un intento por mantener su crimen en secreto, los abusadores con conocimiento de ocultismo a veces transfieren deliberadamente un demonio a sus víctimas para mantener a los alters aterrorizados y evitar que se den a conocer y revelen el abuso que sufrieron. Aun cuando esto ocurre, puede no aplicarse a todos los alters que una persona tiene. Por ejemplo, una vez que una persona aprende cómo dividirse, pueden ocurrir más divisiones en respuesta a traumas nuevos después que el abusador original se ha ido. Por supuesto, si existe algún alters reprimido por demonios, esos alters se sentirán con libertad de darse a conocer una vez que se ha expulsado a los demonios.

Aunque lo anterior no fue la razón específica, conozco a varias personas que descubrieron que tenían alters solo después que los liberaron de demonios. Sin embargo, los alters no son demonios, y más que eso, confundirlos con demonios podría ser desastroso. Aun así, estamos a punto de ver que, especialmente con algunos alters, muchas cosas pueden hacer extremadamente fácil confundirlos con demonios. Las tres razones principales son que, antes que los alters comienzan a sanar:

1. Algunos pueden parecer malignos;

2. Pueden darse nombres muy raros;

3. Ellos mismos pueden estar confundidos acerca de su identidad.

Analicemos esto.

Por Qué los Alters Pueden Parecer Malignos

Es probable que un primer contacto con un alter sea desagradable porque aquí es donde el alter está más herido y lastimado. Algunos alters incluso escogen probar si se les rechazará o no al actuar deliberadamente con ofensas en su contacto inicial. Otros pueden hacer cosas desagradables en un intento frenético de simplemente escapar de su aislamiento y conseguir que su host los escuche. Una alter en una ocasión pareció tratar de seducirme. Ella después admitió que había observado mis estándares morales con su host antes de revelarse, y en realidad estaba tratando de ofenderme por medio de su seducción aparente porque pensaba que la rechazaría y creyó que sería mejor asegurarse que así fuera de todas formas. Por otra parte, se necesita de una gran integridad al relacionarse con alters porque pueden estar tan desesperados por amor y aprobación que se sientan tentados a hacer casi cualquier cosa por obtenerlo.

Hemos aclarado que cuando los alters hacen evidente su presencia por primera vez, es probable que hayan estado desconectados de muchos años de desarrollo y acontecimientos en la vida de sus hosts. Por tanto, es posible que los alters que se formaron antes de que una persona se volviera cristiana o cuando la persona tuvo recaídas no hayan tenido contacto con el Evangelio y que no sepan nada acerca de una relación viva con Cristo. Por eso se puede esperar que actúen como gente no cristiana. Además, los alters han sufrido más de lo que humanamente se podría soportar. Entonces no debería sorprendernos si, en un intento por soportar un sufrimiento extremo, hayan adquirido una adicción indeseable, o que estén llenos de odio o furia por haber malinterpretado su infortunio como un abandono por parte de Dios, o que hagan uso de palabras fuertes para expresar su dolor o para reprimir su enojo y frustración.

Nombres Extraños

Cualquiera de los factores ya mencionados son suficientes para que los alters actúen de una manera que parece extraña o ajena a como es actualmente el/la host, y que dichos alters parezcan demoniacos en la superficie. Es aún más confuso el hecho que los alters pueden darse nombres que cualquiera sin experiencia con alters podría suponer que son del dominio exclusivo de los demonios. En las páginas que estás leyendo, casi todas las citas de alters, inspiradas por el Espíritu Santo, provienen de un alter que originalmente se hacía llamar “Rechazo.” Una alter hermana se hacía llamar “Dolor”; otra, “Falla”; y otra más, que se sentía tan rechazada por Dios que quiso convertirse en su propia diosa se hacía llamar “Divinidad.” Aún no me he encontrado con alters que adopten el nombre “Maldad” o “Diablo”, pero tales nombres parecen bastante posibles, dada la tendencia fuerte de los abusadores de decirles constante y autoritariamente a sus víctimas jóvenes e influenciables que son malos.

Alters Confundidos Acerca de Su Propia Identidad

En la batalla por no confundir a un alter con un demonio, es bastante confuso encontrar a alters que odian a Dios, actúan de formas desagradables que no encajan con el host, y se dan nombres raros, pero esto empeora en el caso de muchos alters que dudan acerca de su humanidad o reniegan de ella.

Es normal que los alters anhelen ser humanos pero que tengan dudas acerca de si realmente lo son. Esto es en parte debido a que se formaron como resultado de un abuso en el que se les trató como objetos en lugar de como humanos, con sentimientos y voluntad propios. También, para atenuar su dolor, muchos alters han bloqueado casi todo sentimiento de ellos, y esto puede hacerles sentir menos que humanos.

Por otra parte, algunos alters no quieren ser humanos. Una alter que no paraba de decirme que no era humana reveló que no quería ser humana porque los humanos sienten (y por ende están expuestos a sentir dolor) y los humanos deben lidiar con su sexualidad (ella temía ser gay, y en todo caso, para ella el sexo equivalía a abuso). Agregó que si ella fuera humana, tendría que relacionarse con otros humanos y exponerse así a la posibilidad del rechazo. Irónicamente, a esta alter le ofendía muchísimo la idea de que cualquiera la confundiera con un demonio, y a diferencia de los demonios, a los que les gusta habitar en cuerpos humanos, ella quería dejar esta tierra por completo y vivir en su nave espacial imaginaria.

Debemos recordar que la fantasía puede ser una forma muy poderosa de escapar de una realidad intolerable, y que los niños son altamente imaginativos al igual que influenciables.

Podría ser fácil confundir por un demonio a un alter que no dejara de insistir que es un perro. Yo he hablado con un alter así. El hombre con este alter tuvo un trauma de niño cuando lo acosó sexualmente un perro. El alter odiaba lo que había ocurrido y había llegado a la conclusión que solo aun perro se le podría tratar así.

Desde una perspectiva más positiva, cuando consideramos el amor de los niños hacia los animales y las vidas pacíficas que éstos a menudo parecen tener, no nos debería sorprender que en un intento desesperado por sentirse seguros y escapar de la realidad de su sufrimiento, algunos alters puedan escoger convencerse a sí mismos que son animales. Y dado el aislamiento que los niños que han sido víctimas de abuso suelen sentir, o su anhelo de escape al sufrimiento humano, algunos podrían escoger convencerse a sí mismos que son alienígenas, hadas, monstruos o cualquier otro ser mítico.

Recientemente, un alter me contó de un alter hermano que creía ser un oso. Como es normal para los alters recién aparecidos, Oso, como se hacía llamar, era demasiado penoso como para hablar, pero estaba escuchando. Entonces comencé a hablarle con amabilidad. Yo suponía que él había escogido creer que era un oso para sentirse más seguro, dado que pocas personas se atreverían a meterse con un oso grizzly. Después de hablar con él por unos minutos siguiendo esta idea, me interrumpió, diciendo que él no era un animal sino un osito de peluche andrajoso porque, según dijo él, “los juguetes de peluches no pueden sentir”. (Es común que los alter dolidos se sientan desconectados de sus sentimientos y, por supuesto, cualquiera que se sienta dolido preferiría no poder sentir dolor.)

Aunque en su búsqueda de consuelo algunos alters puedan asumir una identidad falsa, su sufrimiento y recuerdos son reales.

A la luz de lo que hemos descubierto hasta ahora, no es difícil concebir que algunos alters supongan equivocadamente que son demonios. Una razón común es la baja autoestima de los alters, aunada al hecho que los abusadores a menudo hacen hasta lo imposible por lavarles el cerebro a sus víctimas para que piensen que estos inocentes son “malos,” o “del diablo.” También he escuchado de un alter que se formó bajo circunstancias excepcionales y que creía ser un demonio. En este caso, los abusadores estaban intentando implantar un demonio real dentro de la persona, y tener un alter capaz de dar una impresión convincente de que un demonio se hubiera implantado con éxito fue una forma astuta de frustrar la intención maligna de los abusadores.

Pero dejando estas excepciones a un lado, los alters por lo regular aparecen como humanos, mientras que los demonios solo pretenden ser humanos en ocasiones. Los demonios son entes externos que pueden entrar en una persona y causar estragos con la mente, pero son parte de la persona tanto como lo es una sanguijuela.

A pesar de que es fácil confundir a algunos alters por demonios, de la misma forma en que no se pueden expulsar las experiencias y recuerdos pasados de una persona, a los alters no se les puede expulsar. Y debido a que cada alter tiene sentimientos profundos y sensibilidad y que es una persona al igual que lo es su host, la forma de tratar a un alter es vital. No se puede expulsar a los alters, pero puedes hacerlos entrar; obligarlos a adentrarse más en una persona, a esconderse ahí, a permanecer envueltos en el dolor de ser terriblemente malentendidos, y a no estar ya dispuestos a arriesgarse a tener más contacto con la gente—aún con personas que tienen el gran potencial de ayudar.

Por lo general a los pocos días de tener contacto con una persona amorosa y que le acepte, un alter comenzará a sanar y a sentir más paz, y así conversar con él/ella se volverá más y más encantador. Incluso los alters que al principio parecen odiosos pueden convertirse rápidamente en cristianos devotos y llenos del Espíritu, enamorados profundamente de Jesús, y con altos valores morales. Sin embargo, y por desgracia, algunos terapeutas o hosts pueden apresurarse tanto en juzgar mal a los alters y llamarlos demonios que los alters se retiran, aterrados, antes de que estos supuestos expertos o los hosts tengan oportunidad de interactuar con ellos y descubrir cuán amorosos pueden llegar a ser estos alters, sin mencionar iluminados espiritualmente y auténticamente cristianos.

Sería bastante angustiante de por sí que alguien creyera que tienes un demonio, ¡pero considera cuán ofendido te sentirías si alguien llegara a creer que tú eres un demonio! Para entender mejor por qué los alters entran en pánico y se esconden si se les etiqueta como entes sobrenaturalmente malignos (demoniacos), es vital tener en mente—será más claro conforme sigas leyendo—que los alters por lo regular han sufrido muchísimo y que son altamente sensibles a un rechazo percibido, y que temen que los insultos y difamaciones por parte de sus antiguos abusadores al decir que son malvados y despreciables sean verdad. Peor aún, los terapeutas o consejeros que no consiguen hacer distinción entre demonios y alters caen en el engaño que cuando un alter ha callado por completo significa que han expulsado a un demonio, lo cual anima a estos “ayudantes” con buenas intenciones pero trágicamente equivocados a continuar su reinado de terror en otras víctimas inocentes.

Los consejeros y terapeutas que no solo no creen en demonios sino que se rehúsan a aceptar la realidad de los alters pueden tener un efecto similar y peligrosamente negativo.

Cuando un “Alter” Realmente es un Demonio

Si nos vamos al otro extremo, es posible que ciertos alters que no parecen demoniacos en realidad sean demonios. Jesús le dijo a mi amiga Lilly que dos de sus alters eran demonios. Ninguno de nosotros había tenido oportunidad de conocer bien a estos dos—recién se habían dado a conocer—pero yo estaba impactado. Había recibido tres e-mails breves de uno de ellos y no había detectado absolutamente nada que sugiriera que se trataba de un demonio. Lilly hizo memoria de todas las veces que había visto a estos impostores y no pudo recordar una sola ocasión cuando hubiera visto a cualquiera de ellos cercanos a Jesús.

Lamentablemente, por causa de abusadores que aseguran tener a Dios de su lado o que incluso se disfrazan de Jesús mientras lastiman a sus víctimas, no es raro que los alters al principio se sientan aterrados de Jesús. Para contrarrestar esto, Lilly ha desarrollado un sistema por medio del cual los alters pueden tener can acceso a los recuerdos que otros alters compartan voluntariamente, y como prioridad máxima de las cosas por mostrar a los alters nuevos está una colección de recuerdos de encuentros hermosos que varios alters han tenido con Jesús. Obviamente, esto ayuda a los recién llegados a entender que el verdadero Jesús es seguro. Lilly ha aprendido a no temer a los demonios, pero ahora que Lilly sabe que es posible que los demonios pretendan ser alters, examina quiénes son impostores de esta forma: tan pronto como un alter traumatizado se estabiliza, ella prueba al supuesto alter llamando a Jesús para que entre y observando cómo Él y el nuevo alter interactúan.

Peligro

Si unos alters comenzaran a hacer evidente su presencia en ti, resurgirían temores, sentimientos y luchas contra la tentación que creías haber superado, pero que en realidad te habían atormentado por años en formas menos obvias y por razones que no podías identificar. Para la persona inexperta, esta reactivación de sentimientos desagradables y deseos incorrectos podría parecer algo indeseable, pero en realidad es lo mejor que podría pasar. Es como cuando una persona descubre al fin la causa de la mala salud que ha padecido por años, y se entera que por medio de una cirugía puede disfrutar de una salud como jamás ha conocido. Ignorar esto podría parecer algo dichoso, porque retrasa el dolor de la cirugía, pero en realidad es una maldición porque mantiene a la persona con una salud deficiente.

Una voz interna hacía todo tipo de acusaciones contra Alice. Para entonces, Alice y yo ya habíamos tenido una experiencia considerable con alters. Esta voz no pertenecía a ninguno de los veinticinco alters que habíamos identificado en ella, y además parecía bastante diferente a cualquier alter que habíamos encontrado. De hecho, no había ningún alter nuevo en Alice desde hacía algún tiempo y suponíamos que ya no había más. Junto con algunos de los alters con más discernimiento de Alice, yo estaba bastante seguro que la fuente de este odio y acusaciones falsas era un demonio. Aun así, decidí ser prudente. En lugar de reprenderlo agresivamente como a un demonio, decidí afirmar con calma que Alice pertenecía a Jesús, y que por cuanto Él la había justificado, ninguna acusación tenía validez contra ella.

Aunque afirmé la verdad, me pregunté si no estaría siendo débil por no actuar con mayor agresividad. Sin embargo, la voz resultó ser de una alter que decía odiar a Dios y a Alice, y que en ocasiones quería matar a otras personas. (Esto era simplemente porque estaba profundamente dolida.) Se hacía llamar Acusada porque había cargado con todas las acusaciones falsas que le habían lanzado. De hecho, ella era tan sensible que a veces tomaba hasta los comentarios inocentes como acusaciones.

Aunque yo no tenía conocimiento de esta alter, ella se había percatado de mí y pensaba bien de mí. Imagina el daño que habría causado si hubiera acusado falsamente a esta alter de ser demoniaca, añadiendo así más carga a su estado casi suicida. Dado que no cometí este error, la alter sanó pronto. Descubrió que Dios le amaba, y todo su odio y amargura se fueron.

Debería ser progresivamente más claro al lector por qué en las primeras etapas de tratar con un alter—cuando ha tenido muy poca oportunidad de sanar—es tentador despreciar al alter. En lugar de abrazar con alegría la oportunidad para sanar, podríamos reaccionar como una persona enferma que cree que preferiría la enfermedad con la que está familiarizado al dolor desconocido y los peligros de una cirugía. Desde luego, mientras una persona se recupera de una cirugía, temporalmente podrá sentirse peor que nunca, pero ahora, por primera vez, la sanidad completa viene en camino. Las personas con alters tienen la misma seguridad que, a pesar de la incomodidad inicial, las cosas mejorarán cuando permitan que Jesús ministre a sus alters.

Sería bueno que sigas leyendo para entender mejor el T.I.D., pero necesito avisarte del enlace (en inglés) Quick Help for Every Dissociative Identity Disorder Emergency. Es una lista enorme de Preguntas Frecuentes. Si estás ansioso por encontrar una respuesta rápida a una pregunta en específico, puedes probar con ese enlace y regresar aquí para seguir leyendo. (Anota la dirección de la página que acabas de leer para que no te pierdas.)

Si en algo es peligroso tener muy poco conocimiento, es en este tema tan importante. Hay mucho más que tienes que saber, así que por favor prosigue con la SIGUIENTE PÁGINA .

Lo Que Necesitas Saber Acerca de los Alters

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